domingo, 25 de mayo de 2008

Cuenta una vez...


Cuenta una vez, en un lejano lugar, que una bella señorita que nunca había salido de su casa, y jamás había mirado a un hombre a los ojos, es más, el pudor se apoderaba de ella cada vez que se asomaba uno a lo lejos. Estaba sumida en su mundo y nada más, nadie la comprendía, ni su familia, ni sus cercanos, quizás ni ella misma, sin embargo, un día de aquellos "irrepetibles e inolvidables" que parecen como cualquier otro, pero no lo son.

La muchacha se encontraba paseando por los jardines aledaños a su castillo, en un bosque frondoso y a lo lejos diviso a un muchacho (muy atractivo por cierto) y como ella era tímida y nunca había conversado con alguien, se asusto, se puso nerviosa y sus colores cambiaron del rojo, al morado, al amarillo y luego al blanco, no podía ni respirar su corazón palpitaba como si no lo fuera a hacer más, no encontró nada mejor que esconderse detrás de un árbol y observar a aquel joven que tanto la cautivaba; ya no podía quitarle los ojos de encima, aunque temía e ignoraba que significaba todo lo que ella sentía. Primero sintió crujir las hojas que se rendían a los pasos de aquel andante, luego su respiración agitada golpeo la tranquilidad de los árboles otoñales, ella pudo adivinar el ritmo de su corazón, y cada movimiento que el trazaba en el aire.

Él era un joven del otro lado del reino; no era rico, no era un príncipe, ni tenía tesoro alguno, solo era un muchacho cualquiera con un terrible problema que lo llevo hasta ese lugar aquel día. Esa mañana su padre amaneció muerto con una terrible herida en el pecho; el joven loco de ira salió de la casa buscando una explicación, una venganza o algo que lo contuviera, al primero hombre que encontró en su camino lo miró a los ojos, lo culpo sin ser el culpable; y lo condeno sin ser el condenado: la muerte fue su pena, el castigo fue el error.

El joven victima de una tragedia familiar se convirtió en el victimario, y así con la conciencia ya de vuelta, y observando lo que había ocurrido no encontró nada mejor que esconder el cuerpo y huir de su propio miedo; es así es como llegamos nuevamente a aquella parte del bosque, a aquella escena lejana donde la joven escondida miraba a este hombre que la cautivaba... de pronto vio un saco que el arrastraba, sus manos ensangrentadas, y toda la magia se desbordo quedando ella pasmada. Quiso huir cuando vio que un cadáver se escondía tras el saco, pero ya era tarde, por que el joven se había percatado de su presencia. Él la miro fijamente, se enamoro de sus ojos, de sus manos de porcelana, sintió su aroma cálido a la distancia y el temor que él le provocaba.

No es una historia feliz, no tiene un final feliz, se los advierto. Si se hubieran conocido en otras circunstancias, en otro momento donde los pájaros cantaran, el amor hubiera sido el ganador de la batalla. Ella lo iba a delatar – pensaba- iba a decir que había matado a un hombre que debía ser castigado, exiliado, golpeado, asesinado. La cobardía de lo muchacho pudo más, el temor a la muerte y al dolor fue mayor… se acerco a ella (inmóvil, inquieta, asustada), la miró fijamente con sus manos apretó su cuello firmemente pero con desición, sintió su sangre caliente correr por las venas, se extasió con esta burda escena y escucho un leve gemido que broto de entre sus labios.

Ella no grito, no trato de huir, se entrego resignada a la muerte anunciada, y dejo que su último aliento se colara entre sus dedos. Al final de esta escena el joven miro espantado lo que había hecho, nuevamente un error había desbordado su vida, comenzó a escarbar rápidamente, fríamente enterró al tipo que traía en el saco y a la muchacha que sin querer había amado por un instante. Esta demás decir que ese joven nunca olvido aquel día, esta demás decir que su destino se quebró en aquel instante, la culpa se transformo en placer, la muerte en su vida y el matar su don.



Las merecidas gracias a mi prima Coté... en un momento de ocio, y en el que querían que le contará un cuento a alguien, mi linda primita me ayudo.. en realidad lo hizo ella... MIL GRACIAS!! que amor!